Por: Mtro. Oscar Arturo Padilla Sánchez
Con la caída del día de hoy 4 de Octubre queda muy en clara la dependencia que tenemos en las redes sociales.
Este suceso volvio relevante, las siguientes lineas de mi blog que escribí hace un par de años, espero que les invite a la reflexión.
Hace un par de meses -aproximadamente- opté por dejar de usar la aplicación de mensajes instantáneos llamada Whatsapp. Nunca pensé que tendría tanto impacto entre mi círculo de familiares, amigos, novia y compañeros de trabajo quienes me han reclamado e incluso me han acusado de ser un tanto retrógrado e incongruente en razón de que soy tecnólogo; por ello, decidí escribir este artículo donde explicaré brevemente las motivaciones que me han orillado a prescindir de dicha aplicación, sin que ello suponga una invitación a que las demás personas hagan una desinstalación masiva de esta aplicación.
Procedo a compartir con ustedes mis razones y/o motivaciones:
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Comunicación escrita poco efectiva
La comunicación efectiva, según los conocedores de este tema, está integrada por elementos como: tono de la voz, el lenguaje corporal de la persona, así como los gestos que el individuo muestra. Más allá de las consideraciones que puedan aportar al respecto los especialistas en expresión oral o escrita, considero que la comunicación escrita que se utiliza en whatsapp y cualquier otro sistema de mensajería es muy lisa y plana, por lo que es necesario que los involucrados en una conversación sean hábiles en su forma de comunicar una idea de forma, valga la redundancia, escrita.
En mi caso considero que mi comunicación a través de la escritura no es muy adecuada, lo que me generaba conversaciones confusas, erróneas o incluso disparatadas que me quitaban mucho tiempo en aclaraciones sin llegar a ningún punto en concreto. Lo mismo ocurría con mi interlocutor(a), quien por la premura, rapidez o incluso la confianza, omitía transmitir adecuadamente sus ideas, con amparo en la informalidad comunicativa a la que invita la propia aplicación.
Desconfianza a la aplicación
Durante el tiempo que utilicé la multicitada app, me percaté que en cada momento que agregaba un número a mi lista de contactos del teléfono móvil, a la brevedad me aparecía la persona recientemente agregada a mi lista de sugerencias de amigos de la red social Facebook. Googleando, permita el lector el neologismo, pude constatar que a causa de que Whatsapp es propiedad de Facebook, ésta y mucha otra información personal es compartida entre ambas empresas, circunstancia que me inquietó, debido a que me parece un tanto peligroso que tanta información personal pueda estar en manos de un corporativo internacional que ha sido amplia y rigurosamente cuestionado, no solo respecto al uso de la información personal con fines lucrativos, sino a la inseguridad a la que se expone nuestra comunicación al hacer uso de esta aplicación, ya que la falta de cifrados en este medio hace posible que alguien de forma fácil pueda interceptar las comunicaciones, lo que pone en riesgo mi privacidad y no me resulta nada grato.
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Los grupos
Los (absurdos) grupos de whatsapp, se han convertido en un chismografo de secundaria, así como en repositorios de fotos y videos de cualquier índole (noticias, memes, chistes, pornográfía, etc), lo que me distraía de mis labores principales, disminuía notablemente la batería de mi teléfono y consumía datos de manera improductiva.
Muchas aplicaciones para un mismo fin
Tener tantas aplicaciones para comunicarme de manera escrita y de forma casi instantánea empezaba a estresarme. Mi teléfono móvil tenía notificaciones de mensajes en Whatsapp, Telegram, correo electrónico, Snapchat, Instagram, Facebook Messenger, Hangouts de Google, SMS (mensajes de texto) o Twitter. Tantas aplicaciones para un mismo fin (comunicarme), y aún así mis contactos complicaban más el proceso de interlocución, ya que comenzaban una plática por un medio y continuaban en otro, situación que me confundía. Esto me llevó a asumir que debía simplificar y unificar mi comunicación instantánea cuanto antes.
Para concluir, debo reiterarles que el fin de esta nota no es convencerles de que eliminen Whatsapp, sino de que hagan un uso más responsable de la tecnología, que se capaciten en su uso de la misma para que saquen el máximo provecho y la usen conforme mejor les convenga a sus necesidades y estilos de vida. Por favor, tomen con seriedad su seguridad en en el mundo digital, sean más cuidadosos de sus comunicaciones privadas, infórmense de los riesgos que corre su información y sus datos personales, ya sea a través del uso de dispositivos o aplicaciones. Estamos en una era donde la información es poder y no cuidarla puede ponernos en serios riesgos.
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